lunes, 15 de octubre de 2012

Compañeros de ruta

Se nos enseña que el amor debiera ser para siempre. Que la gente se casa y es “hasta que la muerte los separe”.  Y que también los hermanos, los hijos y los amigos debieran estar contigo siempre (“BFF” o best friends for ever).

Pero la realidad es otra. A veces los matrimonios se separan, los amigos se olvidan y hasta los hijos  o hermanos se mueren. Y entonces lo único que queda “para siempre” es el dolor, resentimiento o culpa. Es como la cara oscura del amor o la atadura emocional a personas que ya no están. Como una especie de estafa de la vida misma por no cumplir la promesa de la eternidad.

Pero no hay estafa. La promesa la inventamos nosotros mismos para tratar de hacer durar algo que era muy bueno. A veces las parejas evolucionan y aprenden juntas hasta el final de sus días. Y en otros casos viven juntos una etapa en la que necesitan aprender y disfrutar junto con el otro y luego esa necesidad desaparece o cambia.  Y algo similar pasa con los amigos.

Las personas muchas veces somos “compañeros de ruta” de otros. Los acompañamos y nos acompañan una parte del camino y luego los caminos se separan. No significa que haya una estafa de por medio ni que uno u otro sean malos. Para ambos más adelante aparecerán nuevos “compañeros de ruta” y quizás incluso los caminos vuelvan a toparse.



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