sábado, 26 de enero de 2013

¿Amarte, cuidarte, respetarte y serte fiel?



En la religión católica o cristiana, cuando la gente se casa, promete ante Dios, la Iglesia, su familia, amigos y hasta conocidos que amará, cuidará, respetará y será fiel a otra persona hasta que la muerte los separe. Es quizás la promesa más grande que formulan algunas personas en su vida y sin duda la más pública. Ante tales declaraciones, a los novios se les concede el matrimonio.

Hasta ahí, me parece perfecto. Pero, ¿qué hay antes? Porque para aprender a amar, respetar, cuidar y ser fiel para siempre a otro, es necesario primero haber aprendido a amarse, cuidarse, respetarse y ser fiel a uno mismo en todas las circunstancias, algo que generalmente no pasa. Los más dogmáticos podrán argumentar que todo cristiano al momento del matrimonio aprendió a mantener esa promesa ante Dios: ser fiel a Dios, amarlo, respetarlo y cuidar su relación con él, pero todos sabemos que no es así (si no, no existiría el sacramento de la confesión) y seguramente nadie se tomaría tan a la ligera que uno de los cónyuges deje de amar al otro o simplemente le sea infiel por el resto de sus vidas.
¿Entonces? Creo que como sociedad no hay establecido un aprendizaje consistente de amor propio. Se enseñan y refuerzan miles de cosas, menos cómo ser fiel a uno mismo. Y así, es difícil poder ser fiel a alguien más.

El mayor amor parte por casa. Aceptarse y quererse. Luego querer al resto de las personas, a la naturaleza, a la vida misma.  A Dios los que crean en Dios y al resto del mundo. 

2 comentarios:

Tírate un rollo dijo...

Notables y acertados comentarios, Lore. Te escribe quien hizo una extraviada y extensa excursión hasta encontrarte, en Gmail, luego en Twitter, y ahora aquí.
Te envío un enorme abrazo. Espero que podamos reencontrarnos algún día.

Ismael

Lorena Machuca W. dijo...

Ismael!
No había visto este comentario :) qué es de tu vida?? qué haces??

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