martes, 10 de septiembre de 2013

Por qué yo no quiero transgénicos en Chile


Los cultivos GMO o transgénicos son plantaciones de organismos a los que se les han incorporado genes de otros reinos, con el fin de conseguir una mejor productividad y así aumentar su rentabilidad.  Es decir, están impulsados por un interés económico, no social, alimentario ni sustentable. Y es mentira que son la respuesta para acabar con el hambre en el mundo, porque ése es un problema de distribución más que de producción. Incluso Greenpeace señala que pueden “agravar el hambre en el mundo”.

A continuación las razones de por qué yo no quiero plantaciones de transgénicos en Chile:

  • Cáncer: A la fecha existen pocos estudios que garanticen que consumir transgénicos es seguro y casi todos son realizados por los mismos dueños de transgénicos.  Por otra parte, estudios independientes aseguran que los transgénicos aumentan las probabilidades de desarrollar enfermedades como el cáncer (cada vez más presente en niños), entre otras enfermedades.
  •  Tóxicos: Los transgénicos utilizan insecticidas increíblemente tóxicos que matan todo a su alrededor y que son creados por los mismos dueños de las semillas transgénicas. Las lluvias de insecticida no sólo afectan a los GMO si no que también al entorno: los agricultores, las comunidades, el ecosistema, la tierra, el agua y obviamente a nuestros alimentos. Otros GMO secretan insecticida (Bt). El exceso de pesticidas genera alergias alimentarias y también puede causar malformaciones, como el caso de la vida y muerte de Julieta Sandoval, quien nació con malformaciones a causa de agroquímicos como el glifosato
  •  Nutrición: Los transgénicos son alimentos de mala calidad porque pierden gran parte de sus propiedades nutritivas. Por ejemplo, el  maíz tiene 437 veces más calcio que el maíz transgénico.
  • Monopolio: Las semillas transgénicas, al igual que cualquier otro “invento”, tienen patentes. Eso quiere decir que los agricultores deben comprar las semillas a la trasnacional “inventora” (AKA Monsanto que ya tiene más de 1.000 semillas patentadas) cada vez que quieran plantar, sin la posibilidad de guardar semillas de un año para otro como normalmente se hace. Actualmente diez multinacionales controlan el 70% del mercado mundial de semillas. Y como dice Marie- Monique Robinperiodista francesa, experta en Agroalimentación, "dominar las semillas es dominar los estómagos".

  • Biodiversidad: Los transgénicos amenazan la biodiversidad, porque como explica Veoverde, por ejemplo, el maíz "es fértil y se cruza con otros, polinizando variedades puras que se van perdiendo".

  • Medio Ambiente: Los transgénicos y sus insecticidas pueden tener graves consecuencias para nuestro ecosistema, ya que entre otros, aumentan la emisión de gases invernadero y la mortalidad de las abejas, las cuales son de vital importancia para la polinización y mantención del ecosistema
   Lamentablemente, ya es difícil no comer transgénicos porque están presentes sin un etiquetado claro en los productos que uno compra en el supermercado (ni siquiera en EE.UU. están etiquetados). Si te interesa, informarte más, te recomiendo que revises este link en donde hay una lista de alimentos con y sin transgénicos.




Vínculo de interés: Chile sin transgénicos

sábado, 26 de enero de 2013

¿Amarte, cuidarte, respetarte y serte fiel?



En la religión católica o cristiana, cuando la gente se casa, promete ante Dios, la Iglesia, su familia, amigos y hasta conocidos que amará, cuidará, respetará y será fiel a otra persona hasta que la muerte los separe. Es quizás la promesa más grande que formulan algunas personas en su vida y sin duda la más pública. Ante tales declaraciones, a los novios se les concede el matrimonio.

Hasta ahí, me parece perfecto. Pero, ¿qué hay antes? Porque para aprender a amar, respetar, cuidar y ser fiel para siempre a otro, es necesario primero haber aprendido a amarse, cuidarse, respetarse y ser fiel a uno mismo en todas las circunstancias, algo que generalmente no pasa. Los más dogmáticos podrán argumentar que todo cristiano al momento del matrimonio aprendió a mantener esa promesa ante Dios: ser fiel a Dios, amarlo, respetarlo y cuidar su relación con él, pero todos sabemos que no es así (si no, no existiría el sacramento de la confesión) y seguramente nadie se tomaría tan a la ligera que uno de los cónyuges deje de amar al otro o simplemente le sea infiel por el resto de sus vidas.
¿Entonces? Creo que como sociedad no hay establecido un aprendizaje consistente de amor propio. Se enseñan y refuerzan miles de cosas, menos cómo ser fiel a uno mismo. Y así, es difícil poder ser fiel a alguien más.

El mayor amor parte por casa. Aceptarse y quererse. Luego querer al resto de las personas, a la naturaleza, a la vida misma.  A Dios los que crean en Dios y al resto del mundo. 

lunes, 15 de octubre de 2012

Compañeros de ruta

Se nos enseña que el amor debiera ser para siempre. Que la gente se casa y es “hasta que la muerte los separe”.  Y que también los hermanos, los hijos y los amigos debieran estar contigo siempre (“BFF” o best friends for ever).

Pero la realidad es otra. A veces los matrimonios se separan, los amigos se olvidan y hasta los hijos  o hermanos se mueren. Y entonces lo único que queda “para siempre” es el dolor, resentimiento o culpa. Es como la cara oscura del amor o la atadura emocional a personas que ya no están. Como una especie de estafa de la vida misma por no cumplir la promesa de la eternidad.

Pero no hay estafa. La promesa la inventamos nosotros mismos para tratar de hacer durar algo que era muy bueno. A veces las parejas evolucionan y aprenden juntas hasta el final de sus días. Y en otros casos viven juntos una etapa en la que necesitan aprender y disfrutar junto con el otro y luego esa necesidad desaparece o cambia.  Y algo similar pasa con los amigos.

Las personas muchas veces somos “compañeros de ruta” de otros. Los acompañamos y nos acompañan una parte del camino y luego los caminos se separan. No significa que haya una estafa de por medio ni que uno u otro sean malos. Para ambos más adelante aparecerán nuevos “compañeros de ruta” y quizás incluso los caminos vuelvan a toparse.



miércoles, 26 de septiembre de 2012

Personajes que encuentras en la micro

Siguiendo con los estereotipos, me gustaría retratar algunos que normalmente uno se topa en la aventura diaria de tomar micro. No son los únicos y obviamente no todas las personas calzan en ellos, pero creo que tienen patrones que se repiten.

El primero que te puedes topar apenas sales de tu casa es:

La vieja cuica de la camioneta: Son las típicas ABC1 (o arribistas) que andan en autos gigantes y que por eso mismo se sienten tan seguras como para... atropellarte. No, en serio ¿quién fue el irresponsable que les dio licencia? Se supone que son muy educadas y respetuosas (ja, ja, ja) pero siempre se acuerdan de eso después de que metieron el auto encima. Son las típicas señoras rubias o de pelo castaño (aunque sea teñido) y arrugadas por el sol que no paran el auto cuando va a doblar. Las mismas que te alegan después de casi atropellarte en un paso de cebra.

Cuando por fin consigues subirte a tu micro, te puedes topar con varios más:

La señora gorda y chica: Decir "la" es una forma de decir. Son mujeres de edad madura que generalmente andan solas, tienen pelo corto y "michelines", pero lo que realmente las distingue es que siempre llevan muchas bolsas, cartera y bultos alrededor de la cintura. Parecen una especie de flotador o neumático de cosas, ocupan mucho espacio y generalmente terminan bloqueando el paso.

El flaite sin audífonos: ¿Es necesario decir más? Es la persona que escucha música en su celular a un volumen fuerte (generalmente reggeaton, pero puede ser otra cosa) y NO usa audífonos.

El rapero o limosnero amenazante: Da igual si rapea o no. Con el ritmo que sea, lo que dirá es que podría estar asaltándote o violando a tu hijo, pero está decidiendo no hacerlo por hoy sino que "pedir tu valiosa cooperación". Agregará que la vida en la pobla es difícil, que todos se drogan, roban y matan y hará todas las comparaciones que piense que te pueden hacer sentir mal.

Artistas varios: Son los que se suben a cantar, recitar, payasear o vender artesanías y no te amenazan, sino que finalizan con alguna frase como "que Dios los bendiga y lleguen bien a sus casas". Personalmente tengo tres favoritos en el sector Providencia- Ñuñoa: 
  • el flautista y guitarrista que además toca armónica y es ciego. Es el mismo que se instala en la esquina frente a Almacenes París. 
  • El viejito sin dientes (pelado, bajo, con barriga y usa poleras rayadas) que canta una canción de amor inventada por él <3 .="." 3="3" span="span">
  • El negro que se sube con un cajón a tocar canciones al ritmo de la salsa. Es tan seco que con su grupo tienen hasta sitio web: Daniel Lavalle y su Tribu. Y yo obviamente tengo su disco!! :) 
Estos son algunos "personajes" que me topo en las aventuras diarias de la micro. Y ustedes, ¿se topan con algún otro que valga la pena destacar?


miércoles, 12 de septiembre de 2012

La fauna de la oficina


Debo admitir que en mi vida laboral me he topado con varios esterotipos pseudo graciosos de personas que conviven en las oficinas. Claro, graciosísimos hasta que te toca lidiar con algunos (o casi todos) en el día a día.
En este post les regalaré el retrato de algunas… Sí, principalmente mujeres (no por machismo)

(Si al leer este post Ud. se empieza a sentir increíblemente ofendida… creo que debería hacerse ver)

1)      La trepadora mala onda. Bueno, es un clásico. Cuando llegan a jefas te preguntas cómo alguien tan poco capaz está en donde está. Es la típica mina dispuesta a todo para ascender en la escala social que de paso aprovechará cualquier ocasión para jugar chueco y aserruchar el piso arriba de ella, a los lados o a los que están abajo. Ojalá que en esas aserruchadas se caiga.
2)      La sin vida. ¡Cuidado! Es uno de los especímenes MÁS PELIGROSOS que hay. Es la mina que por traumas, obsesiones o qué se yo qué,  no tiene más vida fuera de la oficina. Eso significa que no tiene perro que le ladre ni gato que le maúlle y peor aún no ha identificado actividades recreativas que le apasionen.  Para ella, el trabajo siempre será lo más importante: llega antes de la hora, a veces no sale a almorzar y se va tarde. Incluso es posible que se ofrezca para limpiar los WC. Este espécimen también puede ser una trepadora 2.0 en potencia o estar enamorada(o) del jefe(a). Si te la llegas a topar afuera, adivina… ¡Sí, te va a hablar de pega, qué entretenido!
3)      La mosca muerta. Ya… ¿es necesario explicarlo? Es la tipa que es súuuuper amorosa y simpática frente a ti y luego te descuera por detrás. La que jamás admitirá sus errores y a tus espaldas tratará de convencer a todos de que fuiste tú (u otro) el que se equivocó. Falsa, falsa, falsa como billete de Monopoly. Pero ojo, si se emborracha en tu presencia es muy probable que te enteres de todas esas verdades que a fin de cuentas ni siquiera querías oír.
4)      La rayito de sol. Puede llegar a ser como tu “amigui”, simpática y sin rasgos de locura aparente. Pero no tiene nada claro en la vida y se deja llevar por la marea. Así que si le aumentan cinco lucas el sueldo, quizás te vende a ti y todo lo que le alcanzaste o no a contar (upss!) al mejor postor.
5)      La histérica.  Es la estresada que estresa al resto por cualquier cosa. Una mujer capaz de armar reuniones de tres horas porque se acabó el papel confort. Claro, en vez de ir a comprar, buscará responsables. Además pasan del amor al odio en medio segundo (sí, en ese orden, les cuesta mucho más pasar del odio al amor) y alucinan con que siempre tienen la razón. Son mujeres que perdieron la brújula hace tiempo y normalmente ya están en una posición de poder.

Bonus track:
Al hablar de jefes, vuelve a mi mente la imagen del “Ingeniero perdido”. Sí, ese jefe que no cacha nada de lo que haces o cómo deberías hacerlo, pero que ve cifras y quiere resultados. Muchas veces tiene graves problemas para expresarse y uno se pregunta cómo lo dejaron graduarse de cuarto medio. Es muy probable que tenga ese puesto porque su mamá es la dueña del negocio o alguna otra absurda razón similar (claro, claro, también debe existir el "Jefe-Ingeniero-Seco"...)


miércoles, 15 de agosto de 2012

Las Orquídeas (micro cuento)

      María Luisa salió de su casa apurada, con el rouge corrido y reclamando contra el jardinero que no había plantado las orquídeas en el ángulo en que ella le había pedido.Camino al auto, terminó de colocarse la chaqueta de cuero y, como pudo, se montó en su jeep último modelo.
        Un par de cuadras más allá notó el humo. La gente corría en dirección contraria y varias nanas se asomaban a las ventanas, con críos colgados de las manos. Era casi la hora en que salían a la plaza a disfrutar los últimos rayos de sol.
        María Luisa se quedó un rato con la mente en blanco, mirando sus caras incultas. Cuando dieron la verde, pisó el acelerador a fondo, subió el volumen a su canción favorita y cantó como quinceañera.
      Ese día entero pasó como todos. Nunca más lo habría recordado si no hubiese sido porque cuando volvió ya no tenía casa. Y sólo las orquídeas se mantenían en pie.


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